En un mundo en que la seguridad alimentaria ocupa lugares destacados en la agenda pública, el debate sobre el uso de transgénico, debe plantearse también en térmicos, señala Raquel Chan, una de las diez científicas más destacadas de América Latina, según la BBC.
El campo de la alimentación tiene su propia grieta, expresada en el duro debate entre quienes impulsan el uso de transgénicos en la producción agrícola y quienes se oponen en forma tajante a su utilización.
Ahora fue Raquel Chan, investigadora del Conicet, especializada en biotecnología vegetal y directora del Centro Científico Tecnológico del Conicet Santa Fe, quien señaló que "nada de lo que comemos es natural". Chan y su equipo fueron claves en el descubrimiento del gen HB4, que actúa en la tolerancia a la sequía en granos de trigo.
De esta manera se metió de lleno en el debate, señalando que quienes se oponen al uso de organismos genéticamente modificados (OGM) son comparables a los antivacuna.
Durante una disertación en el INTA Rafaela (Santa Fe), Chan señaló que "hay un montón de gente que no quiere a los transgénicos porque no entiende, así como no quieren una vacuna", tras lo cual remarcó que hay una fantasía sobre lo que es y lo que no es natural.
Raquel Chan, considerada por la BBC en 2015 como una de las diez científicas más destacadas de América Latina, consideró que la producción agrícola ha ido mejorando a lo lo largo de los siglos por técnicas clásicas como cruza, selección, "tirar a la basura lo que no quiero, etc.", apuntó.
"Hay un montón de gente que no quiere a los transgénicos porque no entiende, así como no quieren una vacuna", dijo Chan y remarcó que hay una fantasía sobre lo que es y lo que no es natural
Pero dio un paso más y ejemplificó de modo entendible aún por los legos: "Dos plantas tienen una serie de hijas, algunas más lindas, otras más feas. El productor se queda con las lindas, las cruza con otras lindas y así, a lo largo de 500 años de agricultura, tenemos lo que tenemos hoy en el súper".
Además, explicó que "el maíz no existía en México: es hijo de las mutaciones del teocintle (los antecesores directos de los cuales se domesticó el maíz como cultivo). El brócoli no existía en la naturaleza, así como la coliflor, el kiwi y tantos otras frutas y verduras. Son producto del trabajo de mejoradores a lo largo de la historia".
Pero dio un paso más y ejemplificó de modo entendible aún por los legos: "Dos plantas tienen una serie de hijas, algunas más lindas, otras más feas. El productor se queda con las lindas, las cruza con otras lindas y así, a lo largo de 500 años de agricultura, tenemos lo que tenemos hoy en el súper".
Además, explicó que "el maíz no existía en México: es hijo de las mutaciones del teocintle (los antecesores directos de los cuales se domesticó el maíz como cultivo). El brócoli no existía en la naturaleza, así como la coliflor, el kiwi y tantos otras frutas y verduras. Son producto del trabajo de mejoradores a lo largo de la historia".
¿ES LO MISMO ORGÁNICO Y NATURAL?
La investigadora precisó que hay una fantasía que si se come algo no transgénico, se come algo natural. "En realidad uno come bastante bien, pero hay que diferenciar entre orgánico y natural", enfatizó.
"Natural no hay nada, y orgánico quiere decir que no se usó herbicida en su producción. El problema con lo orgánico es que como se muere todo, porque las plantas son atacadas por hongos, insectos y malezas, la producción es muy baja y el costo es muy alto", destacó para plantear el problema también en términos económicos y sociales.
Y dio un ejemplo personal. "Yo he visto que en París o Nueva York venden unas preciosas manzanas orgánicas, pero que cada una vale 5 euros. ¿Quién puede pagar ese precio en Argentina? Entonces, no es que yo esté en contra de la producción orgánica, sino que mientras tenga esos costos, se nos va a morir de hambre más gente que hoy", sentó posición Raquel Chan.
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