jueves, 15 de junio de 2017

En ritmo con la naturaleza


El reloj de las flores

Toda planta tiene su propio bioritmo y los pétalos de sus flores se abren y cierran en determinados momentos del día es algo que observó el botánico sueco Carl von Linné (1707-1778) en el siglo XVIII.
Linné estudió las horas concretas en las que una flor se abría por completo y cuando se volvía a cerrar. Gracias a esta observación plantó un reloj floral en forma de esfera en su jardín. Él afirmaba que gracias a este reloj era capaz de dar las horas con un margen de error de sólo 5 minutos.
En 1745 este reloj se convirtió en uno mucho más grande que se plantó en el jardín botánico de la ciudad sueca de Uppsala. El descubrimiento de este reloj no fue simplemente un dato anecdótico. Los relojes de bolsillo o de pulsera en aquella época sólo se los podían permitir los ciudadanos más pudiente, así que ese reloj se convirtió en una herramienta importante para la población. Además las flores no sólo daban información acerca de las horas del día sino que predecían el tiempo.
El girasol, una planta con gran poder simbólico, sigue los movimientos solares como ninguna otra planta. Cada día vuelve a girar su cabeza de este a oeste y por la noche de vuelta hacia el este. Esta fluctuación flexible de la planta sólo le es posible durante su crecimiento. Cuando ha parado de crecer se queda mirando definitivamente al este.
En el arriate de flores circular Linné plantó para cada hora en punto un representante indicado del mundo vegetal, de tal manera que en cada una de las 12 divisiones crecía una flor característica que abre o cierra sus pétalos a esa hora del día. Era posible que una planta apareciera dos veces como por ejemplo la vellosilla que abre sus pétalos a las 8h de la mañana y las vuelve a cerrar a las 14h o la caléndula que abre sus pétalos a partir de las 9h y a partir de las 12h las vuelve a cerrar.

El reloj floral y su distribución

El reloj floral de Linné está dividido en dos partes. En el lado izquierdo se encuentran las plantas que se abren por la mañana entre:

• 5 y 6h: calabaza, amapola, achicoria
• 6 y 7h: crepis rubra, enredadera
• 7 y 8h: lirio de la hierba, nenúfar, tusílago, alquimia, hipérico
• 8 y 9h: anagalis, calta palustre, centaurea
• 9 y 10h: betónica silvestre, margarita, caléndula
• 10 y 11h: anémona de tierra, vinagrera, spergularia
• 11 y 12h: tigridia, cerraja, aizoácea

En la mitad derecha de la esfera de cifras se encuentran las plantas que se cierran pasado el mediodía entre:

• 12 y 13h: caléndula, petrorhagia
• 13 y 14h: anagalis, hieracium
• 14 y 15h: achicoria, diente de león, calabaza
• 15 y 16h: lirio de hierba, tusílago, hieracium rojo
• 16 y 17h: dondiego de noche, vinagrera, nenúfar
• 17 y 18h: amapola

Un final lo marca la onagra que al contrario de todas las demás flores se abre entre las 17 y las 18h, como una vela en la noche y así sigue el círculo.

Los insectos marcan el ritmo

¿Cuál es el reloj invisible, el bioritmo al que atiende el mundo vegetal? El hecho de que con los primeros rayos solares no se abran todas las flores al mismo tiempo tiene una razón de ser: garantiza un reparto equilibrado de insectos para la polinización. Los diferentes tiempos de floración significan un mejor abastecimiento con insectos, que son los que polinizan las distintas flores.
Los insectos son atraídos cuando las flores están completamente abiertas y se esparce el dulce aroma del néctar.
También los insectos sacan provecho de los "tiempos de apertura” graduales, pues no han de salir todos al mismo tiempo a la busca de alimento. Así se evita la competencia por las mejores fuentes nutritivas y las batallas en los prados. Este suave equilibrio entre flores e insectos, entre el dar y el tomar, nos da una visión acerca de la simbiosis entre el mundo vegetal y el animal y nos demuestra cuán importantes son los “tiempos correctos” en la naturaleza.
Si la polinización no se lleva acabo en el tiempo previsto, las flores no se cierran a la hora de siempre, sino que permanecen abiertas hasta la noche. Sin insectos el reloj floral se desequilibra y se “pasa de hora”. La reducción de la población de abejas como principales polarizadores de las flores tiene consecuencias en el reloj floral. Las plantas tienen entonces que compensar y derrochar mas energía para poder mantener sus flores abiertas tanto tiempo, hasta que llega la visita de los insectos. Aún no se tienen claras las consecuencias de todo esto en la generación de frutos y las cosechas.
El caso contrario también se puede dar, es decir, cuando la flor se poliniza muy temprano, se cierra y se considera un éxito de polinización.
Esta pues demostrado que la polinización de las plantas tiene unas claras consecuencias en la precisión del reloj floral, al igual que lo tienen la luz y la temperatura. También hay que tener en cuenta cambios regionales, ya que cada región  es climáticamente diferente y eso tiene consecuencias en la época de floración.

El “reloj interno" de las abejas

Muchas plantas no suministran néctar y polen durante todo el día, sólo a determinadas horas del día. Como la oferta varia según las horas del día y como cada planta tienen sus “Horarios de apertura”, para las abejas es importante memorizar esas horas para conseguir una buena cantidad de alimento.
El reloj interno de las abejas es genético. Estos insectos calibran su reloj según la posición solar y los campos magnéticos de la tierra. Así consiguen estar en sitio preciso a la hora óptima.

Las plantas como mensajeros meteorológicos

En las plantas no sólo se puede “leer” la hora, sino también el tiempo, ya que pueden predecir tanto sol como los chubascos. Muchos agricultores antiguamente se fijaban en irregularidades para realizar predicciones que luego pasaban de generación en generación. Aún hoy tienen su importancia si se tienen en cuenta cambios regionales y el desestabilizante cambio climático.

• La caléndula

Junto a sus propiedades como planta curativa, también es conocida como profeta meteorológico: si por la mañana aún está cerrada se espera tiempo malo o lluvia. Si está abierta, se espera buen tiempo. Su nombre en latín ya nos da pistas Calendula significa pequeño calendario. Como la caléndula florece durante muchos meses de mayo a noviembre, se la consideró símbolo de la inmortalidad.

• La carlina

También es conocida como planta meteorológica. Florece tarde, a partir de agosto, y entonces muestra esplendorosa sus plateados pétalos.

Para proteger su polen de la lluvia, mide la humedad ambiental y cierra a tiempo sus pétalos, de ahí que a partir de este hecho sea fácil hacer una predicción meteorológica.

• El verbascum

Esta planta ha cosechado desde la antigüedad fama de predictiva del clima a largo plazo. Pero para la predicción sólo es apropiada la de flores pequeñas, el gordolobo.

En los conventos se empleaba el estado de las flores para saber acerca de las cantidades de nieve que se esperaban en el invierno. El tiempo lo predicen con la punta de sus flores. Si la punta señala hacia el este el tiempo será bueno. Si señala hacia el oeste habrá mal tiempo.

Fragancia de las flores

Otro indicador de un cambio de tiempo es la fragancia de las flores. Hay determinadas plantas como la asperillo y la juliana o violeta de los jardines que huelen más intensivamente si el aire es húmedo y caluroso. Los abedules por su parte antes de que llueva emiten un olor especialmente espaciado; también las flores del tilo huelen más fuerte. El sentido de éste fenómeno es que las flores quieren atraer a la mayor cantidad posible de insectos para polinizar antes de que empiece a llover.



En ritmo con la naturaleza: el reloj de los pájaros

No hay un sonido más característicos de la primavera que el canto de los pájaros por las mañanas. Ser despertado por ellos es una manera mucho más agradable de entrar en el día que ser arrancado de las garras del sueño por un estridente pitido de despertador.
De forma parecida a lo que ocurre con el reloj de las flores, las voces de los pájaros también se oyen a diferentes horas. El concierto de los pájaros es dirigido por la salida del sol, los estímulos que reciben de su alrededor y la estación del año. A medida que se va acercando el verano, el canto es más tempranero. Su reloj biológico interior se corresponde con el ritmo de horas diurno, la migración, la muda, y determina el cortejo y la cría.
Pero no deja de ser curioso que no todos los pájaros empiezan a cantar puntuales a la salida del sol. Cada especie tiene su momento. Esto significa que los primeros cantos se oyen antes de la salida, cuando aún hay cierta oscuridad, y se van sucediendo hasta que sale el sol y después.
Es decir, los pájaros se han puesto de acuerdo, se han concertado para educadamente no cantar a la vez y ofrecernos un armónico concierto.
El canto de los pájaros sigue una serie temporal exacta. Se suelen encontrar representaciones gráficas de este reloj de pájaros en senderos de naturaleza. El siguiente listado muestra un reloj de sol de especies autóctonas y las horas a las que se puede oír cantar a lo largo de la salida del sol:

  • 90 minutos antes de la salida del sol: El colirrojo empieza el concierto.
  • 70 minutos antes de la salida del sol: El petirrojo se le une
  • 60 minutos antes de la salida del sol: El mirlo entra en escena.
  • 50 minutos antes de la salida del sol: El cuco despierta y le siguen:
  • 40 minutos antes de la salida del sol: El pinzón.
  • 30 minutos antes de la salida del sol: El mosquitero común 
  • 10 minutos antes de la salida del sol: El gorrión 
  • 5 minutos antes de la salida del sol: El carbonero común 
  • Casi exactamente cuando sale el sol: El estornino 
  • 5 minutos tras la salida del sol: La curruca capirotada 
  • 10 minutos tras la salida del sol: El jilguero
  • 30 minutos tras la salida del sol: El pico picapinos   

Y de nuevo por la tarde

En las horas centrales del día el canto de los pájaros se hace cada vez más débil hasta desaparecer. Al transcurrir la tarde se vuelve a hacer más perceptible y hasta la puesta del sol va aumentando.
Sólo algunas especies de pájaros cantan de noche y suponen una excepción: el ruiseñor, la alondra totovía y el carricero.
El reloj de los pájaros evidencia que éstos mantienen un orden a la hora de cantar y al final del día acaban su canto en la misma posición.
¿Pero cual es el motivo del concierto matinal de los pájaros? Se trata de cantos que marcan territorio y en primavera son especialmente intensivos. Sólo cantan los machos para atraer a las hembras y para mantener lejos a sus rivales. La meta es dar a conocer a las hembras su disposición al apareamiento y eso lo hacen con cantos a mayor volumen, de mayor intensidad y con mayor frecuencia.
Es determinante el volumen. Cuanto más alto cante el macho, en mejor estado físico parece hallarse y más posibilidades tiene de ser elegido por una hembra.
Un determinado repertorio de estrofas y las variaciones de cante también tienen un efecto de atracción de las hembras y junto con el volumen de canto aumenta la protección del territorio.
Los pájaros jóvenes aprenden el canto intentando imitar a los pájaros adultos. Puede tardar hasta 100 días hasta que dominan las canciones y con ello aprenden el “lenguaje”.

Los pájaros en el ritmo de la gran ciudad 

Los investigadores han descubierto que la vida en la ciudad cambia el ritmo biológico de los pájaros. La luz y el ruido de la gran ciudad influencia el comportamiento de canto y el reloj interno.
Para poder competir con el ruido imperante algunos pájaros aumentan mucho el volumen de su canto o echan mano de soluciones creativas. Algunos se convierten el auténticos gritones y otros cambian su ritmo de canto natural.
Por ejemplo, los ruiseñores aumentan exponencialmente el volumen de su canto en la ciudad si se comparan con los de campo. Por la mañana, cuando comienza el tráfico, gritan contra el ruido lo que les supone un esfuerzo titánico.
De forma similar sucede con el carbonero común. En la ciudad silban mucho más alto, más rápido y durante menos tiempo que en el campo. Apuestan por frecuencias más altas y disminuyen el tiempo de pausa entre canto y canto para distinguirse de las bajas frecuencias, el retumbar y el rugir de la ciudad.
El canto por naturaleza suave del petirrojo no es apropiado para competir con el ruido de la ciudad. Él ha desarrollado otra táctica para hacerse oír: cantar por la noche. El petirrojo de la ciudad se convierte en ave nocturna cuando por la naturaleza no lo es. Eso significa que goza de menos hora de sueño y fases de regeneración, así como más estrés.
También el mirlo cambia su reloj interno en la gran ciudad. Los mirlos urbanitas tienen de promedio 40 minutos más de actividad que su congéneres de campo y su día por tanto también empieza antes. Esto significa que su reloj interno corre más rápido y es más susceptible de error que el de los mirlos campestres.
La evolución de los pájaros en la ciudad se lleva a cabo en una especie de cámara rápida. Con esta estrategia se pueden adaptar a la vida ruidosa y de gran luminosidad de las grandes urbes. Por tanto la vida urbana supone, al igual que para el ser humano, un gran factor desencadenante de estrés. Pero a diferencia del ser humano, los pájaros no pueden cerrar las ventanas dobles y aislarse por un tiempo del ruido continuo.
Tanto en la ciudad como en el campo no debemos dejar de prestar atención a la llamada de la naturaleza y escuchar los cantos de los pájaros a lo largo del día, y podemos disfrutar identificando cada canto con el pájaro que lo emite.

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